Paula Badosa afrontaba la segunda ronda de Wimbledon en buen estado anímico, por su reciente victoria ante Karolina Muchova, y físico, ya que ha encontrado la ansiada regularidad. Las sensaciones que ofreció en su debut se extendieron al duelo ante Brenda Fruhvirtova, otra checa. Esta última, eso sí, tiene sólo 17 años y está empezando a caminar en la élite del tenis pese a que ya ha participado en todos los Grand Slams -incluyendo fases previas-.
El encuentro parecía romperse nada más arrancar porque la española perdió el servicio en el juego inaugural, aunque lo recuperó de inmediato. La jugada se repitió más adelante, a la inversa, y las tablas continuaron. Pese a esta situación, Badosa se mostró más firme en el saque -siete aces en total frente a ninguno de su oponente-, lo que ayudó a la hora de imponerse por 6-4. Y certificó el triunfo parcial después de un largo intercambio en el cual tiró de paciencia.
Los errores marcaron el arranque del segundo tramo: ninguna de las jugadoras parecía asentarse con el servicio a favor. Cuando el marcador era de 4-1 y necesitaba remontar, la joven Fruhvirtova recibió asistencia médica durante unos minutos debido a unos problemas musculares. Este contratiempo fue otra losa más para una deportista que, pese a caer ante la versión más solvente de Paula (6-2), está llamada a dar un sinfín de alegrías a su nación en un futuro no muy lejano.
El reto que afronta la actual 93º del mundo será mayúsculo en los dieciseisavos de final, ronda en la cual se enfrentará a Kasatkina, que ocupa el puesto 12 en el ranking de la WTA. Y si ya de por sí se trata de una deportista de grandes cualidades, el hecho de llegar tan crecida es un factor más a favor de la rusa, quien se proclamó campeona en Eastbourne hace apenas unos días. Su camino en Londres, inmaculado hasta la fecha (ya debutó con un 6-3 y 6-0 a Shuai Zhang).