Carlos Alcaraz (21) superó con nota sus dos primeros exámenes en Wimbledon, contra Mark Lajal y Aleksandar Vukic, para luego sudar de lo lindo en dieciseisavos ante el contrastado Frances Tiafoe en un encuentro que se resolvió tras cinco sets y casi cuatro horas (5-7, 6-2, 4-6, 7-6/7-2 y 6-2). Y este martes, después de dejar por el camino al prometedor Ugo Humbert, afrontaba otro examen de nivel contra el también estadounidense Tommy Paul (27).
El juego inaugural se le atragantó al norteamericano, que finalmente lo sacó adelante con no poco esfuerzo. Sin embargo, fue incapaz de mantenerlo en el siguiente, aunque lo recuperó de inmediato para rebajar la euforia del número tres del mundo, a quien dejó en blanco. El espectáculo estaba servido, como demostró este último al salvar una bola de break con una soberbia dejada en la cual incluso dejó sentado a su rival, que resbaló cuando iniciaba la carrera a la red.
Se sucedían golpes espectaculares, de todo tipo, y el público estaba disfrutando con el tenis ofrecido por ambos jugadores. Todo parecía indicar que el punto iba a resolverse vía tiebreak, hasta que el verdugo de Roberto Bautista en la anterior eliminatoria aprovechó una situación idílica, a pesar de la valentía de su oponente y con el modo resistencia activado, a través de un golpe letal que certificó el 5-7 en tierras londinenses.
Había partido
La situación llevaba un rumbo exacto en el arranque del segundo tramo, incluso con opciones de dar forma al 0-3. Pero entonces apareció ese muchacho de 21 años, dispuesto a mantener sus opciones de revalidar el título conquistado en 2023 después de aquella final icónica ante Novak Djokovic, y su espíritu aguerrido -sumado a esas gotas de esencia que vienen de serie- hicieron que remontara luego para ganar por 6-4.
Sorprendentemente, la tercera manga empezó sin que ninguno de los dos pudiera hacer bueno su servicio... hasta que Alcaraz cortó la racha e impuso la lógica en el cuarto. Ese golpe de autoridad le hizo confirmar que lo visto minutos atrás estaba lejos de ser un espejismo. Y el paso adelante pudo ser incluso mayor porque tuvo hasta cuatro bolas para romper el servicio, un contexto que Paul desbarató cuando tenía el examen más complicado ante sí.
La tendencia del tercer set fue distinta desde el momento en el que el murciano dio un golpe sobre la mesa. Buenos saques y mejores restos que supusieron un segundo break y una confirmación de que cuanto más largos son los partidos más diferencia se nota entre Alcaraz y su rival. El número tres del ranking confirmó su superioridad con un juego en blanco sensacional para cerrar el set 6-2.
En busca de la derecha definitiva
Servía Paul en el primer juego del cuarto set, contrariado por la recuperación de Carlitos y confundido por su intensidad. El estadounidense tiró de coraje ganando su saque y, de nuevo, se postuló para ser un digno contrincante en el embite.
La alegría no le duró demasiado, bastó un servicio más del americano para que Alcaraz hiciese otro break y encarrilase su camino hacia la victoria. Paul no levantó cabeza desde ese momento, no estaba cómodo, se podría decir que aceptó que su participación en Wimbledon había acabado. El resultado final fue 5-7, 6-4, 6-2, 6-2.
Alcaraz se medirá a Medvedev en las semifinales el próximo viernes y buscará un hueco en la final. Podría ser una la confirmación definitiva de la dominancia del tenista de El Palmar tras revalidar el evento más antiguo del tenis.