Y a pesar de ello, y de lo sucedido en la semifinal de Roland Garros, donde se acalambró todo su cuerpo producto de la tensión que le supuso medirse a él, el tenista español se ve capacitado para dar la sorpresa. 

"Voy a disfrutar de este momento", respondió Carlos Alcaraz sobre el tapete verde de la pista central tras apabullar a Daniil Medvedev en la semifinal. 

Y en ese disfrute al que se refería, el murciano reconoció que será "muy, muy difícil", pero que luchará porque así es él. "No es momento de asustarse porque estoy en la final de Wimbledon. Voy a creer en mí mismo y en que puedo ganarle aquí", dijo con atrevimiento.

Pero por qué no va a poder hacerlo. Su adaptación a la hierba ha sido extraordinario, una metamorfosis pocas veces vista en la historia de este deporte. Tal es así que hace dos semanas ganó el torneo de Queens y ahora está en la final londinense.

"Soy consciente de que es casi imbatible,  es un gran reto para mí, pero es un sueño desde que empecé a jugar al tenis estar aquí en una final". Y va a por ella, aunque enfrente esté el invencible Novak Djokovic.