Alcaraz destrona a Djokovic y se proclama rey del tenis mundial en Wimbledon
Y eso que el guion no empezó bien. Entró agarrotado Alcaraz, con el recuerdo de lo que le dijo su cuerpo en las semis de Roland Garros. Hay que entenderlo, que son sólo 20 años y enfrente aguardaba un todavía hambriento Tiranosaurus Rex del tenis.
Ya empezó el serbio con una ligera ventaja al saque. Lo ganó con algún apuro, pero desde ahí fue un rodillo. Los nervios del español le impedían soltar el brazo como acostumbra y perdió su servicio. Y luego otro con multitud de errores no forzados. Djokovic olía sangre y apretaba más en la herida. En un abrir y cerrar de ojos, 5-0 para él. Evitó el rosco Alcaraz, pero no la pérdida de la primera manga por 1-6 en 35 minutos.
Para que hubiera final, el murciano debía encontrar su esencia, algo a lo que agarrarse para recordar por qué se había ganado el derecho a ser protagonista en el partido del año, en la lucha de generaciones, por qué es el número 1 del mundo.
Una reacción de campeón
Comenzó el segundo set ganando, rompiendo el saque de Novak y a un punto del 3-0. Pero el heptacampeón de Wimbledon no acostumbra a alargar sus bajones y devolvió la ruptura para luego igualar a 2. El equilibrio de fuerzas era evidente. Por fin había final. Aunque todo pasaba por que fuese Alcaraz quien se llevase el segundo set.
Lo hizo en el más difícil todavía, en la zona de confort de Nole, en el tie break, y después de salvar una bola de set en contra que hubiera sido casi definitiva para la suerte del choque. Pero Djokovic también es humano y erró dos veces. Y a la primera opción que tuvo, selló Alcaraz esa segunda manga por 7-6.
Un juego de 25 minutos, clave
Acusó el golpe de perder en la muerte súbita un Djokovic al que se le veía más cansado y que cedió su saque nuevamente. Su fluidez había desaparecido, mostraba dudas y Alcaraz las iba a aprovechar casi todas.
La clave de esta tercera manga estuvo en el quinto juego. Duró más de 25 minutos y tuvo siete puntos de ruptura al resto un Alcaraz que terminó llevándoselo. Y con él, el set, porque el número 1 estaba lanzado y el 2 hundido. 6-1 y dos sets a uno para el aspirante.
Un ave fénix
Con viento a favor has de tener cuidado de no pasarte de revoluciones, de no tensionarte más viendo la gloria tan cerca. Pareció Alcaraz controlarlo bien, pero no remató a Djokovic. Y cuando le das una segunda vida al 23 veces campeón de Grand Slam, ay, amigo... Sin nada que perder ya, esperó su momento y volvió cual ave fénix.
Rompió el saque del español y se puso 2-4. Lo tenía encarrilado ese cuarto set y no lo iba a dejar escapar con otro break para llevárselo por 3-6.
Qué espectáculo, qué tensión, qué maravilla
Se mascaba la tensión en la pista y en la grada. Ninguno quería dar su brazo a torcer después de llegar a ese quinto set. Cualquier mínimo detalle decantaría el título hacia un lado u otro. Fue Alcaraz, cuando mejor parecía estar Djokovic, quien reaccionó de maravilla y se puso por delante tras hacer un break. En qué momento. Con mantener su servicio tendría para ganar... 3-2, 4-3, 5-4 y saque para ganar el torneo.
Y ahí Alcaraz, cuando a unos les tiemblan las piernas y a otros se le encogen los brazos, cuando el corazón late a mil por hora y te falta el aliento, encontró la paz y tranquilidad, la calma y la calidad para emular a Manolo Santana y a Rafa Nadal y proclamarse, léanlo bien, campeón de Wimbledon.
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