Paula Badosa afrontaba los cuartos de final del torneo de Ningbo tras haber remontado en los dos partidos anteriores, frente a Diana Shnaider y Xiyu Wang. El objetivo a corto plazo era empezar con buen pie para evitar una situación similar, aunque es evidente que eso no sólo dependía de ella. Y al otro lado de la red no estaba cualquier rival: Beatriz Haddad Maia, de vuelta al top 10 del ranking mundial, estaba dispuesta a poner todas las dificultades posibles.
Una victoria para cada una en los enfrentamientos anteriores, así que la balanza se iba a decantar. En los compases iniciales, sin embargo, ninguna de las dos tuvo oportunidades de cara a romper el saque. El giro de acontecimientos se produjo en el sexto juego, momento en el cual la neoyorquina dio un paso adelante y amplió distancias en el marcador gracias a un notable remate. Luego, unos minutos más tarde, certificó el 3-6.
El arranque del segundo tramo fue idílico para Badosa, quien rompió el servicio con premura y volvió a mandar un contundente mensaje a su oponente, ahora con menos margen de error que en la manga inaugural. Los errores no forzados de Haddad Maia resultaron determinantes, pero la solidez ofrecida por la ex número dos también dado que apenas otorgó oportunidades. Y eso, claro, suele ser garantía de éxito en el tenis.
No contenta con esa ventaja reducida, Paula volvió a protagonizar un golpe de efecto en el duelo: una nueva rotura de breik dio forma a un 1-4 que tenía aroma a triunfo. Había logrado lo más difícil y apenas necesitaba un mínimo de continuidad en su juego para sellar el pase a las semifinales, eliminatoria en la cual esperaba Kasatkina tras haber vencido a Putintseva. Dicho y hecho, ya que después se convirtió en realidad el parcial de 2-6.