Madrid. Domingo por la tarde, casi de noche. 20.00 horas. 24º C de temperatura ambiente y un lunes festivo por delante. Ganas de tenis. Y Alcaraz en pista. Muchas celebridades en los palcos de la Caja Mágica. Tal vez suene a sacrilegio decirlo y con total seguridad es demasiado pronto para certificar tal aseveración pero el murciano empieza a despertar una pasión parecida a la de Nadal. Rafa siempre será intocable, por supuesto, pero es un enorme regalo que, con un número 1 a las puertas de la despedida, llegue otro fenómeno con instinto depredador aunque con mucho camino por recorrer todavía. El público de la capital presente en la pista Manolo Santana, ante la ausencia del más grande, se entregó a él en su encuentro ante el búlgaro Dimitrov.
Carlos tiene algo que le hace diferente. Desprende carisma a kilómetros de distancia. Y eso, transmitido a un público fiel, conquistado hace un año, es un arma muy poderosa. Dimitrov era un enemigo común en una caldera de pasión y entusiasmo. La atronadora ovación cuando el español salió a pista, con “Eye of the Tiger” sonando a tope por la megafonía, intimidaría a cualquiera. Alcaraz mostró su mirada del tigre desde el primer punto, con un golpe de derecha ajustado al saque de Dimitrov. El primer juego fue para él. Declaración de intenciones.. Con 2-0, tuvo dos puntos de break para el 3-0 pero Dimitrov le dijo que no había venido a Madrid a hacer turismo y logró salvar el juego.
Poco más pudo hacer ante el cabeza de serie número 1. El primer set lo liquidó Carlos con un contundente 6-2. Tal vez fue cosa de la relajación de la que a veces acusa Ancelotti a los jugadores del Madrid cuando se ven por delante ante su rival pero en el segundo set, el tenista español bajó el ritmo, el búlgaro se creció y se puso con un 4-2 a su favor más saque. Alcaraz pensó que estaba haciendo demasiadas concesiones y dijo basta. El séptimo juego fue un mazazo del murciano rompiendo el saque de Dimitrov y haciendo un juego en blanco.
A partir de ahí ya no paró Carlos. Con 5-5 volvió a romper el saque al búlgaro y con 6-5 y saque propio ya no perdonó. Sabía que muchos espectadores, entre ellos ilustres como los futbolistas Vinicius, Rodrygo, Valverde o los actores Santiago Segura y Pedro Alonso, habían quedado para cenar y despachó el duelo en hora y media. Que pase el siguiente.