La presencia de Rafa Nadal en las pistas ya es una realidad. Después de casi un año ausente por su lesión en la cadera, que le obligó a pasar por quirófano, el balear volvió a la competición en compañía de Marc López. Apenas habrá que esperar unas horas, ya en 2024, para ver cómo se desenvuelve en solitario. Su estreno en la modalidad individual invita a echar la mirada atrás porque se enfrentará a Dominic Thiem, campeón del US Open en 2020 y ex número tres del mundo.

No era una papeleta sencilla la de este domingo. Tenía que hacer frente a una situación algo incierta después de tanto tiempo en el dique seco y, además, junto a un tenista con el cual no compartía escenario desde el 17 de septiembre de 2016 (vencieron a los indios Saketh Myneni y Leander Paes en cuatro sets después de remontar). Aquel partido tenía poco que ver con este, el formato sin ir más lejos, porque tenía como contexto la Copa Davis.

López y Nadal empezaron el encuentro sin sobresaltos y se mantuvieron firmes en los compases iniciales. Ya en el quinto juego, cuando se produjo un drástico cambio de guion, fueron incapaces de mantener el servicio. Cumplieron luego para recortar distancias y apuraron sus opciones de provocar el desempate, aunque Max Purcell y Jordan Thompson se mostraron intratables con saque a favor. El 6-4 obligaba a cambiar las cosas en la siguiente manga.

Rafa ofreció algunos destellos de todo lo que es capaz de hacer. Algunos puntos tuvieron su firma y su sonrisa, pese al marcador, delata que está feliz por el ansiado y trabajado regreso. Purcell y Thompson amenazaron con dar otro paso importante hacia la victoria al disfrutar de un par de bolas de break al comienzo del segundo acto. Ese golpe de efecto, que parecía inevitable, acabó llegando unos minutos después para acercar el 6-4 definitivo.

Las estadísticas del choque están disponibles en Flashscore.