Carlos Alcaraz se enfrentaba este domingo a Félix Auger-Aliassime, una antigua bestia negra que cada vez asusta menos. Los dos últimos partidos, ambos en Indian Wells, se saldaron con victoria del español por la vía rápida, un guion similar al de este nuevo pulso. El escenario cambiaba por completo: de la pista dura a la tierra batida, de Estados Unidos a Francia. El billete a los cuartos de Roland Garros, un aliciente cuanto menos atractivo.
El murciano perdió el servicio en el juego inaugural, aunque lo recuperó de forma inmediata e incluso estuvo muy cerca de repetir poco después. La lógica se impuso durante un rato, hasta que el pupilo de Juan Carlos Ferrero dio un golpe en el partido al establecer una ventaja de dos puntos. Por supuesto, no desperdició este contexto y pudo certificar el definitivo 3-6 a los tres cuartos de hora, ya plenamente metido en el encuentro.
En el segundo set, Alcaraz salvó una bola de break que pudo tener una gran influencia en el desarrollo del mismo. ¿Y cómo reaccionó? Pues como hacen los grandes maestros, con un passing espectacular que frustró las esperanzas de Auger-Aliassime, quien de nuevo se vio por debajo en el marcador (2-3). Justo en ese momento, una dolencia provocó que el canadiense acudiera al vestuario, del cual regresó tras unos minutos.
De menos a más
Félix estuvo muy cerca de empatar -gozó de tres oportunidades-, pero volvió a chocar con la resistencia de un rival dispuesto a seguir creciendo a base de acciones extraordinarias y una efectividad de ensueño. Prueba de ello fue un remate desde la misma red que garantizó el 2-4, lo que supuso otro mazazo para el de Montreal. De nuevo, Carlitos se hizo grande, dio continuidad a su buen hacer y volvió a imponerse por un resultado similar al anterior (3-6).
Y si ya parecía cerca de la victoria, su impecable arranque en la manga definitiva, especialmente el derechazo fantástico que selló el 0-3, le hizo acariciar el objetivo. El resto, ya con el 21º del ranking ATP muy tocado -casi más en el aspecto anímico que en el físico pese a las molestias anteriores-, fue coser y cantar para el de El Palmar, que medirá fuerzas con el griego Stefanos Tsitsipas (6-3, 6-7/4-7, 2-6 y 2-6 a Matteo Arnaldi) una vez concretado el definitivo 1-6.