"Hoy no es un día cualquiera, es un día de cambio, evolución y aprendizaje. Estoy feliz y tranquila de haber tomado esta decisión, sobre todo, agradecida. El deporte y la sincro me lo han dado todo, me han enseñado valores, la humildad en la victoria y en la derrota, el esfuerzo y el compañerismo, la creatividad y la belleza, la importancia del respeto y el apoyo mutuo, conocer mis límites físicos y mentales y levantarme tras perder. Siempre fue así". Con ese mensaje en Instagram anunciaba Ona Carbonell su adiós al deporte profesional.
"Hoy cuelgo el bañador, pero no lo hago sola porque siempre, en cada entrenamiento, en cada competición, aunque estuviera a miles de kilómetros, sentí el apoyo y el cariño de todos vosotros. Así que a mi familia, a mis amigos, a compañeras y deportistas, rivales y a todos y cada uno de aquellos que me encontré por el camino, simplemente quiero deciros algo: GRACIAS", continuaba la ya exnadadora.
Despedida en la casa de los olímpicos
Carbonell se marcha por la puerta grande. En la sede del Comité Olímpico Español (COE), en la sala Goyeneche, acompañada por las otras dos grandes estrellas que dio la natación sincronizada, Gemma Mengual y Andrea Fuentes, se ha despedido de la piscina.
"Ona Carbonell en la piscina deja su luz, su emotividad, su calidez, su ambición, su trabajo, su capacidad de superación, su vocación, su sensibilidad, su voluntad… amén de ese sinfín de éxitos que enorgullecen al deporte español. Gracias por tanto. Te echaremos de menos", ha publicado la cuenta oficial del Consejo Superior de Deporte.
Alcanzar la excelencia
"Eres más que un número de medallas o de podios, eres una deportista líder. Has sido capaz de alcanzar el éxito no esperándolo, sino poniendo trabajo, compromiso, dedicación y esfuerzo. Es muy aburrido ser perfecto y no tenemos esa cualidad como humanos, pero sí tenemos la cualidad de buscarla y tú has alcanzado la excelencia de las cosas bien hechas. De tus sueños, tus proyectos y tus ilusiones has conseguido que no se interponga ningún obstáculo", decía sobre ella Alejandro Blanco, presidente del COE, antes de entregarle una placa como pequeño gesto ante lo que tanto dio al deporte olímpico español.