Ardie Savea, el corazón y el motor de los All Blacks
En la euforia que siguió a un partido de una intensidad terrible, el número '8' neozelandés se mostró casi molesto en el momento de celebrar su gran actuación, recompensada con el trofeo de mejor jugador del partido.
"No sé si fue mi mejor actuación, tan sólo intento dar lo mejor en el campo para el equipo", declaró.
No habló en vano, pues el tercera línea que ha sido ya internacional en 79 ocasiones estuvo presente en todo el terreno y tuvo un peso significativo en la gesta de tumbar al XV del Trébol, (28-24) en los cuartos de final mundialistas.
Polivalente
Nativo de Wellington (1,90 m, 103 kg), y que celebró sus 30 años el mismo sábado, se regaló un partido enorme, decorado con un try.
En posición de ala, el jugador de los Hurricanes, que después del Mundial jugará varios meses con los Kobe Steelers de Japón, puso fin a una gran acción de los All Blacks para aumentar a ocho la ventaja en el marcador a los 33 minutos (18-10).
Con los brazos cruzados, Savea dedicó un grito de rabia en dirección hacia el público, que en su mayoría apoyaba a los irlandeses.
Savea puso a su equipo en el camino hacia la victoria gracias a sus buenas estadísticas ofensivas: 15 balones portados y 95 metros recorridos con la pelota.
Acciones típicas de un ala, pero también con destellos de medio melé, como cuando envió varios balones con el pie al cielo de Saint-Denis para sacar a los suyos de la trampa irlandesa.
"Es el instinto, es un poco eso, el rugby. Es porque cuando era pequeño, jugaba de 10, así que eso me ha ayudado", explicó de manera simple.
Pero Savea tampoco se olvidó de cómo defender frente a los número 1 del mundo, y supo sacar la cizalla, con 14 placajes logrados.
"Tuvo un gran partido defensivo, logró algunos buenos placajes. Y logró arañar algunos balones", destacó su compañero Sam Whitelock tras el partido.
Este último también contribuyó con creces a la defensa, siendo el jugador que se opuso al último balón de ataque de Irlanda, tras una posesión de 37 fases sin lograr en ningún momento perforar la muralla negra.
"Francamente, me hará falta volver a ver todo, porque estaba tan dentro de la acción que no me acuerdo. Recuerdo solo que Sammy Whitelock fue a por el balón de la victoria y sí, ahí me puse como un loco", celebró Savea.
¿Igualará a su hermano?
Después de la derrota en el partido inaugural contra el XV de Francia a principios de septiembre (27-13), jugador del helecho plateado se mostró combativo. "Hemos perdido una batalla esta noche, pero nos queda una guerra por ganar".
Declaraciones marciales que se podían leer sobre su rostro ensangrentado, marcado por el esfuerzo y el alivio, cuando el árbitro envió a los 30 jugadores a los vestuarios, enviando con el mismo gesto a Nueva Zelanda a su novena semifinal en diez ediciones del Mundial.
Un trofeo que Savea no ha ganado nunca, al contrario que su hermano mayor Julian, coronado en 2015.
Para lograrlo, los tricampeones del mundo deberán imponerse a Los Pumas argentinos en la noche del viernes. Pero, la perspectiva de la semifinal parece todavía lejana para Savea, en las entrañas del Stade de France tras su actuación.
"Ahora, sólo tengo ganas de volver a casa, abrazar tomar a mi mujer, ir a la cama y recuperarme mañana", resopló.