Era muy difícil superar la fiesta que montaron Dr. Dre y compañía en Los Angeles el año pasado, pero si Rihanna no lo hizo en la Super Bowl LVII, se quedó realmente cerca. La artista de Barbados se presentó en el State Farm Stadium subida en una plataforma suspendida en el aire y comenzó a cantar las mejores piezas de su repertorio.

Desde el primer minuto, con una puesta en escena muy trabajada y rodeada de decenas de bailarines, la caribeña hizo enloquecer a todos los presentes en el estadio. Decidió recurrir a la profundidad de su catálogo para presentar fragmentos cortos de sus temas más exitosos entre los que estuvieron ‘Work’, ‘Only Girl (in the world)’ o ‘We Found Love’, además de muchos otros.

Vestida de rojo fuego y con su penetrante mirada verde inundó el coliseo con su sola presencia, paseándose por el escenario con forma de alfombra roja como si del salón de su casa se tratase. Sin duda superó todas las expectativas que se habían formado en torno a su regreso. 

El punto culminante llegó cuando interpretó ‘All of the Lights’. Desde ese momento todo fue para arriba. Incluida la propia Rihanna, que por donde llegó se fue. Volando y cerrando el ‘Halftime Show’ con ‘Umbrella’, ‘Diamonds’ y una sonrisa espectacular que brilló más que cualquier piedra preciosa.