OPINIÓN | Kyrie Irving y por qué a veces es mejor dejar las cosas como están

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OPINIÓN | Kyrie Irving y por qué a veces es mejor dejar las cosas como están

Kyrie Irving y Luka Doncic durante un partido de los Mavericks.
Kyrie Irving y Luka Doncic durante un partido de los Mavericks.Getty Images via AFP
En su afán por construir un equipo campeón, los Dallas Mavericks se hicieron con los servicios de Kyrie Irving (30). Parecía un movimiento maestro juntarle con Luka Doncic (23), pero después de un par de pruebas parece que tener dos gallos en el corral no termina de irles bien a los texanos.

A todos nos suena ese refrán que dice “más vale lo bueno conocido que lo malo por conocer”, pero es que a Kyrie Irving le tenemos calado desde hace años. Cuando no es el terraplanismo, es el negacionismo de las vacunas y si no es ninguna de esas cosas, siempre encuentra la manera de hacer detonar la bomba que lleva dentro.

Eso ha trasladado a Dallas a un estado de tensión que no necesitaba. Viven tratando de complacer a su nueva incorporación para que su fina piel no se rasgue. El problema es que hasta el propio Doncic, líder indiscutible de la franquicia de Mark Cuban, ha caído en la trampa. Lo pudimos ver la pasada noche en la última posesión frente a los Timberwolves. Con 121-124 en el marcador ninguna de las dos estrellas se decidió a lanzar a canasta. Prefirieron pasarse el balón como una patata caliente de forma ridícula.

Uno por hacerse el bueno en su comienzo y otro por no enfadar al impredecible terminaron perdiendo el partido sin siquiera intentar ganarlo. Ahí apreciamos que el cambio no ha sido tan positivo como muchos pensaban, ya que antes de Irving el esloveno se la hubiese jugado sin dudarlo.

Si en las oficinas de los Mavericks hubiesen reflexionado un poco antes de acometer la operación, habrían visto que el ego del jugador nacido en Australia es más grande que cualquier organización de la NBA. No olvidemos que después de haber ganado un anillo con LeBron James (38), al cruzarse con Kevin Durant (34) en Brooklyn se permitió el lujo de decir que era la primera vez que estaba al lado de un verdadero líder.

Pese a sus palabras, ha pasado mucho frío lejos del ‘Rey’. Qué casualidad que en todas partes ha tenido problemas. La incógnita es cuándo se le cruzará el cable y los tendrá en Dallas. Hasta ahora ha seguido su método: muy bien si no juega con Doncic y a perder en cuanto le tiene al lado.

Esta situación solo tiene dos salidas. O las cosas marchan y el cuadro dirigido por Jason Kidd (49) le planta cara a los más grandes o, por el contrario, la temporada termina como el rosario de la aurora con el terraplanista enfrentado con el mundo y sus propios demonios nuevamente.