Un gran Frattesi lidera el triunfo de Italia ante Israel (1-2)
En el desolador escenario del Bozsik Arena, en el exilio israelí de Budapest debido a la guerra entre el estado hebreo y Hamás, con apenas 2.000 espectadores, 400 de ellos seguidores transalpinos, Italia jugó como debía. Es decir, llevando la iniciativa desde el primer minuto, sin hacer caso de los abucheos de la mayoría de los dispersos seguidores "locales".
En el frío estadio de la capital húngara, hogar del Honved, Samuele Ricci dejó claro desde el principio que estaba preparado para jugar como mediocentro, mientras que Dimarco recordó que también puede ser peligroso en las jugadas a balón parado. El entendimiento del carrilero con su compañero Bastoni fue una de las mejores noticias del inicio del partido, en el que los azzurri volcaron el juego por la banda izquierda para sus incursiones ofensivas.
Y tras un error de Bellanova, que a la media hora propició una gran ocasión para Salomon, que la desperdició, los azzurri se adelantaron en el marcador gracias a una internada de Dimarco, habilitado por Raspadori, cuyo centro remató Frattesi, con el pecho para enviar el balón al fondo de las mallas. La ventaja, merecida a los puntos, infundió confianza a los de Spalletti, que fueron incapaces de aumentar su renta antes del descanso.
El equipo de Ben Shimon mostró iniciativa al comienzo de la segunda parte, e incluso provocó un escalofrío a Spalletti cuando, en el minuto 10, un desvío a bocajarro de Jehezkel alertó a un diligente, aunque poco elegante, Donnarumma.
El aviso tendría continuidad, ya que los israelíes pusieron contra las cuerdas a los azzurri durante un buen cuarto de hora. Cuando mejor jugaba Israel, llegó el segundo tanto de Italia. Lo consiguió Kean, que remató con decisión después de que el disparo de Raspadori fuera despejado por Gerafi. Pero el artífice fue el de siempre, Frattesi, sin duda el hombre clave de un partido que a la hora de juego parecía prácticamente sentenciado.
Italia afrontó la última media hora teniendo que limitarse a prestar atención en su campo y luego, posiblemente, buscar una incursión decisiva para intentar el tercer tanto. Entonces, cuando el partido parecía estar finiquitado, el gol de Abu Fani en el minuto 90 devolvió la esperanza a los hebreos. Italia apretó los dientes al final, pero no arriesgó en ningún momento concreto, y celebró el triple pitido de Kruzliak. La victoria de Francia sobre Bélgica unida al triunfo italiano en Budapest coloca a los transalpinos en el primer puesto del grupo en solitario. Algo que Italia ha conseguido con total merecimiento y con la firma de un Frattesi cada vez más decisivo.