El Chelsea ha estado muy activo en el mercado desde que el propietario estadounidense Todd Boehly se hizo cargo del club hace dos años.
El club del oeste de Londres ha gastado más de 160 millones de libras en 11 nuevos fichajes para esta temporada, entre ellos el extremo Pedro Neto, el delantero Joao Felix, el centrocampista Kiernan Dewsbury-Hall y el portero Filip Jorgensen.
El Chelsea vendió a Conor Gallagher al Atlético de Madrid y el defensa Ian Maatsen fichó por el Aston Villa, pero sigue teniendo más de 40 jugadores veteranos inscritos que corren el riesgo de incumplir las normas de beneficios y sostenibilidad de la Premier League.
"El objetivo es resolver el problema económico en términos de venta de jugadores", declaró Maresca a la página web del club.
"A partir de ahí, intentamos hacerlo lo mejor posible y ver dónde llegamos".
Las dificultades del Chelsea para desprenderse de jugadores están bien documentadas, con los internacionales ingleses Ben Chilwell y Raheem Sterling entre un grupo de unos 15 jugadores con altos ingresos congelados por el técnico y que no entrenan con el primer equipo.
"Para nosotros, el objetivo en este momento es mejorar a los jugadores. Nadie del club me pidió que compitiera por la Premier League, ni que compitiera por un puesto en la Liga de Campeones", añadió el italiano Maresca.
"Quiero ver a mi equipo jugar como queremos y competir cada partido. Quiero ver con el balón una idea clara de lo que quieren, y sin el balón, un equipo muy agresivo".
"Lo más importante es ser mejores partido tras partido".