El tiempo avanza y hace cambiar a las personas. En una década existen movimientos, buenos y malos. José Mourinho, un entrenador con un carácter fuerte, conocimiento y experiencia ha dado un paso en su carrera que demuestra cómo el paso del tiempo refleja el deterioro de una idea, de un proyecto que no se reencontró con el éxito en su etapa en el United ni en su vuelta a la Premier con el Tottenham. De un sistema que brindó resultados en su primer año en la Roma pero que se rompió en el segundo. 

Hace 10 años, José Mourinho ganó su tercera Premier League con el Chelsea. Desde ese entonces, el entrenador vivió un proceso adverso en el que fue despedido de los blues por los malos resultados. Llegó al Manchester United. Ganó la Europa League. Fue segundo en la Liga y, de nuevo, salió por la puerta de atrás de Old Trafford para recalar en el norte de Londres, con el Tottenham. 

Con los Spurs no levantó ningún trofeo y no se clasificó para la Champions. La Roma le dio una oportunidad. Alzó la Conference League. Alcanzó la final de la Europa League, en donde perdió con el Sevilla y, a mitad de temporada, finalizó su vínculo con el equipo romano.

Aunque ha ganado títulos, José Mourinho acumula más problemas que alegrías en los últimos 10 años. En Turquía espera relanzar a un Fenerbahçe que debe competir contra un Galatasaray muy fuerte en el torneo local.