Aitana Bonmatí (25) deja atrás el turbulento pasado y pone el foco en el futuro más inmediato, que pasa por el duelo frente al conjunto nipón. Pase lo que pase, la Roja estará en la siguiente ronda y es por ello que puede permitirse ciertas concesiones, especialmente por el complicado cruce que le espera a quien acabe líder, ya que Noruega avanzó desde la segunda posición.
La catalana, que ha vivido su "mejor año" desde que es profesional, reflexionó durante la conversación: "Siempre hablo de cuando una no piensa en un campo de fútbol y tiene la mente libre, es entonces cuando todo fluye y se disfruta más porque no te invade nada. Estamos aquí para seguir mejorando, madurando y para saber gestionar mejor este tipo de situaciones".
La autora del 2-0 ante Costa Rica, "una persona que se exige mucho", habló sobre las principales virtudes de un rival al que conoce de sobra: "Con Japón me he encontrado muchas veces y no sé cuál sería el resultado global, pero ha ganado bastantes veces y es una selección a la cual respeto muchísimo y que juega un fútbol espectacular. Tenemos un estilo parecido porque ambas queremos jugar con el balón".
"Soñar en grande"
En otro orden de cosas, Bonmatí recordó un triste episodio de su carrera que, por supuesto, no le gustaría tener que vivir de nuevo durante el campeonato que se está celebrando en Australia y Nueva Zelanda: "Fue en el partido contra Francia. Me expulsaron por doble amarilla y me perdí la final del Mundial Sub-20. El equipo no pudo ganar y fueron unas semanas duras".
Con la ambición al alza y una gran ilusión por hacer algo importante en la novena edición del Mundial femenino, hizo referencia a la idea de "soñar en grande" porque aquella "selección sin experiencia" quedó atrás y ha crecido de forma notable en los últimos años. Tanto es así que ahora son sextas en el ranking de la FIFA, pero insiste en que "hace falta demostrarlo en campeonatos de este estilo".