De Zubimendi y Kimmich a Romeu. La ardua búsqueda del heredero de Busquets en el Barça
La primera opción era Martín Zubimendi (24), el mediocentro de la Real Sociedad. Siempre ha sido el preferido de Xavi por similitudes con Busquets, edad, evolución y progresión futura. Su cláusula de rescisión fue un obstáculo insalvable: 60 millones de euros. El Barça no tiene la misma tarjeta de crédito que los clubs de Arabia Saudí y la operación no pasó de una gran ilusión que quedó en nada.
Después se intentó la opción de Joshua Kimmich. Si fichar a Zubimendi era como escalar el Everest en chanclas, lo del alemán era el K2, una ascensión aún más difícil. Quitarle a un club muy poderoso económicamente como el Bayern a una de sus estrellas, valorada en 80 millones, y sin dinero, era una misión imposible. El sueño de una noche de primavera.
Tras fallar el plan A y el B hubo que bajar en la lista de preferencias. Marcelo Brozovic (30), jugador del Inter de Milán. Al Nassr le hizo una buena oferta y llegó a un acuerdo con el Inter por 23 millones de euros. El croata rechazó la invitación esperando al Barça, pero a Laporta y Alemany tampoco les salían las cuentas para llegar a esa cantidad.
El siguiente en la lista de la compra era Dani Parejo. El madrileño (34) del Villarreal es un jugador contrastado, un fijo del Submarino Amarillo al que le quedaba un año de contrato. En la dirección deportiva del Barça no había unanimidad y el jugador tampoco estaba convencido. Conclusión: había que buscar por otro lado.
El objetivo mejor situado en el punto de mira, a día de hoy, es Oriol Romeu (30), un mediocentro que se formó, durante siete años, en La Masía. Romeu llegó a principios de temporada 2022/23 al Girona procedente del Southampton a cambio de 5 millones de euros y ha sido un fijo en el equipo de Míchel.
Ha jugado 34 partidos y ha marcado 2 goles, siendo un jugador fundamental para el equipo gerundense. Su precio de salida es de 5 millones de euros. Es una opción low cost y se está valorando la posibilidad de negociar con el Girona una posible contratación. El chicle económico no se puede estirar mucho más.