Ocho puntos de 12 posibles y una imagen muy alejada de lo que los aficionados esperaban tras la llegada de Kylian Mbappé (25) es el balance que hace el Real Madrid después de la disputa de las cuatro primeras jornadas del campeonato nacional de Liga.
Sin embargo, en medio de la tormenta, Fede Valverde (26) ha sido capaz de mantener el vuelo y dar alas a un equipo que ni ha encontrado todavía el tono físico adecuado ni se entiende del todo dentro del terreno de juego. El uruguayo se ha mantenido abstraído de los problemas de sus compañeros en un inicio de curso que denota que está asentado como uno de los mejores centrocampistas del planeta.
Suele ser habitual que el Pajarito, como realmente le gusta que le llamen, vaya desde el principio con una marcha más que el resto, pero esta vez la diferencia es mucho mayor. Por momentos está dando pasos agigantados para convertirse en el Halcón Milenario definitivo.
Es más veloz, más resistente, más fuerte, más maduro, está más motivado y, tras heredar el '8' de Toni Kroos (34), ahora también despliega una magia de la cual desconocíamos que era poseedor. Lo demostró con el taconazo que supuso la asistencia del primer gol de la Tortuga en LaLiga.
Valverde es justo lo que el Madrid de Carlo Ancelotti (65) necesita: una pieza que saqua a las demás estrellas del letargo en el que se encuentran sumidos. Ha asumido galones y es el capitán moral, aunque no lleve brazalete en el brazo. Lejos de bajar el ritmo, lo sube cuando las cosas se ponen feas. Todo un líder.
