La batalla de San Mamés se queda en un improductivo empate (1-1)
Si se es un ferviente admirador de la religión del fútbol, ir a San Mamés es de obligado cumplimiento. Como el que va a Nueva York y se mete en una misa gospel. Uno se lo pasa pipa. Da igual el invitado de turno. Estando el Athletic como anfitrión, la diversión está garantizada con un fútbol vertical, de ida y vuelta, sin especulaciones ni toques en propio campo. Se trata de buscar, como si no hubiera un mañana, el gol que les lleve al santo grial de la Champions.
Se adaptó tan bien a eso el Granada, que se había encontrado con la baja de última hora de Pellistri por indisposición gástrica, que a los cinco minutos Gumbau, con un ligero roce de Iñaki Williams, había firmado un gol olímpico. Brutal la curva de la felicidad que dibujó el disparo del zurdo para hacer el 0-1.
Nico es una bestia
Fueron valientes los andaluces, pero se encontraron con un Nico Williams que también quiso su solo vocal. Batalla se lo impidió, así que el menor de los hermanos lo intentó con el apoyo de Guruzeta. Y este aprovechó un despeje del portero a centro de Nico para empatar a bote pronto.
El Athletic pensó que ya le había permitido demasiadas alegrías al rival en su catedral y que era la hora de predicar dando su sermón, pero le salió respondón Ignasi Miquel sacando bajo palos el remate de, otra vez, Guruzeta. Esta acción dio ánimos a los de Pellegrino, en los que el polaco Jozwiak -que luego se lesionó- dejaba buenas sensaciones con su chispa. Sin embargo, fue Puertas quien más cerca estuvo de volver a poner por delante a los suyos. Galarreta lo impidió justo antes del oportuno descanso para recuperar fuerzas.
Tregua finalizada
Tras esa pausa, el Athletic dejó definitivamente atrás su estampa de buen samaritano para inculcar su fe rojiblanca a fuerza de insistencia. Resistieron los nazaríes todas las embestidas de los Williams, incansables predicadores sobre el césped. Batalla, como el pan de cada día, se volvió a lucir en un zurdazo de Iñaki.
Otros, como Bruno Méndez, utilizaron el juego agresivo para sacudirse la presión. Yuri fue quien pagó los platos rotos, lesionado por el uruguayo. El lateral zurdo se quedó en el banquillo diciéndole de todo cada vez que se acercaba el de Granada por esos lares.
Los vascos no cejaron en su empeño sabiendo que, de salirse con la suya, el premio de la Champions estaba cerca. Pero los de Sandoval, que creen aún en el milagro de la permanencia, no hincaron la rodilla en ningún momento. Ni siquiera cuando Iñaki se encontró un balón suelto en el área pequeña en pleno asedio. Aún debe estar preguntándose cómo echó fuera eso.
Valverde acudió entonces a su más veterano y fiel seguidor, Raúl García. En la semana en la que este dijo que colgará los hábitos futbolísticos en junio, le dio la opción de convertirse en el mesías. Pero el navarro tampoco pudo superar el muro y, al final, ambos contendientes se tuvieron que conformar con un punto que les sabe a poco para sus objetivos futuros.
Jugador Flashscore del partido: Nico Williams (Athletic de Bilbao).