Este verano todo el madridismo anda ilusionado con Jude Bellingham, el segundo fichaje más caro de la historia del club blanco, tras el de Eden Hazard.

No han sido muchos los ingleses que han vestido la camiseta merengue. El joven centrocampista es, por ahora, el último de ellos. Antes, McManaman, Beckham, Owen y Woodgate. El primero, el citado Cunningham, llegó en 1979.

En el estío de 1979, el Real Madrid pagó 195 millones de pesetas, el equivalente a 1,17 millones de euros al West Bromwich. El fichaje más alto de la historia de la entidad de Concha Espina en aquel momento. Un precio altísimo por un futbolista que hacía diabluras por el terreno de juego con el balón en los pies. 

Puso en pie al Camp Nou

Su etapa en el Bernabéu, sin embargo, no fue la esperada. Comenzó bien, protagonizando algunos partidos inolvidables, como en el Camp Nou ante el Barcelona. Ocurrió el 10 de febrero de 1980, cuando el Madrid se impuso a su acérrimo enemigo por 0-2. La impresionante actuación del delantero hizo que el estadio se levantase en cada intervención. Regateó a todo rival que se interpuso en su camino. Era imparable. 

Los peligros de la noche

Pero su estrella se fue apagando. En su bajada de rendimiento también tuvo que ver su afición por la noche madrileña. Duró tres temporadas y se marchó al Manchester United. 

Luego volvería a España, al Sporting de Gijón, en 1983 y al Rayo Vallecano, en 1986 y en 1988, pero nunca fue capaz de recuperar el nivel que, por condiciones, prometía. Y en 1989, cuando negociaba su renovación con los de Vallecas, una madrugada se estrelló contra una farola en las afueras de Madrid. Murió varios días después, el 15 de julio. 

Ahí se cortó la vida de Cunningham, hace ya 34 años.