Después de 16 temporadas defendiendo los colores de los Green Bay Packers, franquicia que le seleccionó en el Draft de la NFL de 2005, el veterano Aaron Rodgers decidió cambiar de aires para disfrutar sus últimos años de carrera en otra parte. El destino fue la Gran Manzana, donde le esperaban los New York Jets.

El pase a los neoyorquinos tardó en fraguarse porque el quarterback californiano había firmado una gran renovación con los de Wisconsin un año antes y hubo que atar bien muchos cabos en el terreno económico. Fue la primera espera para los fans del MetLife Stadium.

Luego llegó el verano y, más tarde, la costumbre que existe en la NFL de no poner en riesgo a las grandes estrellas durante la pretemporada. Por ello, el mariscal de Chico (California) se mantuvo inactivo en los dos primeros partidos de preparación y los hinchas debieron aguantar hasta el último para ver a su icono en acción.

Por suerte para los Jets, la paciencia mereció la pena. Rodgers sólo dirigió unas pocas jugadas, pero fue suficiente para anticipar a sus nuevos fieles lo que les aguarda este 2023. Entregó una tarjeta con un 5 de 8 en el pase para 47 yardas y un servicio de touchdown que recogió en la 'endzone', a ocho minutos de finalizar el primer cuarto, el talentoso Garrett Wilson.

Tras dejar su primer 'highlight', el ex de los Packers se marchó al banquillo con el trabajo hecho. Su equipo mantuvo la buena línea el resto del choque y consiguió derrotar 32-24 a los vecinos New York Giants, con los que no participó Saquon Barkley.