Cuando Aaron Rodgers (39) se rompió el tendón de Aquiles en la Semana 1 contra los Buffalo Bills todos daban por terminada su temporada. La recuperación se fechaba en unos seis a nueve meses de duración y más teniendo en cuenta los 39 años del mariscal.

Sin embargo, los pronósticos cambiaron cuando el flamante fichaje de los Jets apareció, lanzando el balón sin muletas y apoyando el pie, sobre el césped del MetLife Stadium sólo cinco semanas después de su cirugía.

El prestigioso doctor Neal ElAttache empleó la técnica del "puente rápido" para intervenir a Rodgers, lo que está permitiendo reducir los plazos en todas las fases de la rehabilitación y tiene muy esperanzado al veterano quarterback.

Ahora, con los tiempos mucho más favorables, los neoyorquinos sueñan con que su estandarte les ayude a pelear por entrar en los Playoffs en el tramo decisivo de diciembre y enero. "Sé que suena a locura, pero si haces una buena cirugía y tienes un buen paciente, esto es posible", dijo el cuatro veces MVP antes del partido de su equipo contra Las Vegas Raiders.

Después de ese encuentro, en el que los Jets cayeron ante la franquicia de Nevada, el entrenador jefe, Robert Saleh, se mostró ilusionado ante la posibilidad de recuperar al jugador: "Si los médicos le dan el alta, entonces nosotros le daremos el alta", aseguró.