En-Nesyri, el héroe africano: de la Academia Mohamed VI a la semifinal de un Mundial
Cuando a Youssef En-Nesyri fueron a buscarle a la Academia Mohamed VI los entonces responsables de la cantera del Málaga CF, Manel Casanova y Francesc Arnau, ninguno podría haber pensado que ese espigado y desgarbado chaval que estaba a punto de cumplir ya 18 años estaría, menos de una década después, a un paso de la final de una Copa del Mundo gracias a sus actuaciones.
Ambos dirigentes, ya fallecidos, vieron en él un enorme potencial físico al que había que pulir técnica y tácticamente. Su nivel con el balón en los pies, incluso sus remates, dejaban mucho que desear. Pero confiaban en pulir ese diamante en bruto y no dudaron en pagar 125.000 euros al centro formativo con el que el club andaluz tenía -y aún tiene- un acuerdo de colaboración.
En sus primeros encuentros ya llamó la atención por su superioridad física con chavales de su edad y no tardó demasiado en subir del Juvenil, donde se proclamó vencedor de la Copa de Campeones (forzó los penaltis con un gol en la prórroga), al filial y de ahí, la siguiente campaña, a disponer de sus primeras oportunidades con el primer equipo en LaLiga. En su temporada de debut jugó 15 partidos y sólo marcó un gol. Eran mejores las sensaciones que desprendía, el futuro que se le atisbaba, que lo que sus números y nivel reflejaban realmente. Aun así, en su país, necesitado de delanteros y que ya lo había citado para la sub20 en varias ocasiones, confiaron en su progresión y le convocaron con los mayores para disputar la Copa de África en Gabón.
En-Nesyri, que por entonces contaba con 20 años, jugaría uno más con el Málaga, donde anotó cuatro goles en 25 encuentros. No llegó nunca a ser titular indiscutible y, en ocasiones, llegó a desesperar a los aficionados por sus errores de definición. Ahora se le destaca por su gol de cabeza a Portugal y su salto estratosférico de casi tres metros de altura. Pero el marroquí no ganaba vestido de blanquiazul ni un balón aéreo. Sin embargo, discutido en su equipo, fue convocado para el Mundial de Rusia y marcó su primera diana de cabeza como profesional… contra España. Ver para creer.
Revalorizado tras el Mundial de Rusia 2018
Esa cita le dio fama y el Leganés pagó seis millones de euros por sus servicios. Año y medio después, con 13 goles en 49 partidos -incluido uno espectacular al Barcelona-, el Sevilla se atrevió a abonar 20 millones por él.
Siempre se pagaba más por su futuro que por su presente. Y su explosión llegó por fin en la 20/21 cuando anotó 18 tantos en LaLiga, su tope hasta ahora. Los sevillanos intentaron aprovechar para venderle y sacar un beneficio económico, pero él se negó. Desde entonces, su rendimiento, con varias lesiones de por medio, ha bajado muchos enteros. De hecho, aún no se ha estrenado con su club en Liga esta temporada, y ha sido despedido por su afición con pitos y silbidos.
A En-Nesyri se le achaca que, después de tantos años, su precisión conduciendo el balón en carrera y su remate no han mejorado en absoluto, que su progresión no ha sido la esperada. Incluso se le sigue recordando por su grosero error en el verano de 2020 durante la final de la Supercopa de Europa contra el Bayern Munich ante un Neuer que le hizo llorar con su parada en el mano a mano en el minuto 87. Era un gol sencillo, con toda la portería para él, con 1-1 en el marcador, que le hubiera dado el título a los hispalenses y la gloria eterna a él. Falló.
Discutido en el Sevilla, indiscutible en Marruecos
Pero del mismo modo que en el Sevilla, primero con Lopetegui y ahora con Sampaoli, han perdido la confianza en él, en la selección de su país Regragui (47) no ha tenido dudas al respecto. Más allá de los goles -lleva dos en el Mundial-, a su técnico le complace el desgaste físico que realiza en la presión y cómo complica la vida a los defensas que intentan sacar la pelota desde atrás. Si a eso le añade goles, fantástico, pero aun siendo el referente ofensivo, es su juego sin balón lo más preciado por su técnico y por sus compañeros.
Su próxima tarea, ante el actual campeón, Francia, será la más complicada de su carrera. Pero En-Nesyri está preparado, siente que para eso se convirtió en profesional y que por eso hizo el viaje desde la Academia Mohamed VI a Málaga dejando atrás a su familia. Tenía un sueño, como los recordados Casanova y Arnau, y está a un paso de cumplirlo. Llevar a Marruecos a la final de un Mundial sería una hazaña que lo elevaría al altar de los dioses del fútbol. ¿Lo conseguirá?