El torneo del KO se llama así por algo y en él se pueden producir todo tipo de sorpresas. Curiosamente, una que jamás había ocurrido era que un equipo derrotara tanto al Barcelona como al Real Madrid en una misma edición, pero el Unicaja se encargó este sábado de poner su nombre en los libros de historia al conseguirlo en la Copa del Rey de 2023.
El equipo blanco, que se había metido en la final de manera consecutiva en los últimos nueve años, fue una sombra de su mejor versión y acusó demasiado el casi nulo acierto en triples, pudiendo tan solo meter tres de los 21 que intentó en el partido, todo lo contrario que los andaluces, que dieron una exhibición de lanzamiento lejano con su 14 de 27 final.
A pesar de esto, la primera parte estuvo muy igualada y con pequeños parciales para ambos conjuntos que desembocaron en el empate a 39 con el que se llegó al descanso. La defensa de Tavares y los 10 puntos de Musa (con los que se quedó finalmente porque no anotó ninguno en la segunda mitad) lograron igualar la mayor chispa que ya venían mostrando los chicos de Ibon Navarro, que avisaban de que iban en serio aunque todavía, pese a los ocho puntos de Perry, no estaban pudiendo imponerse.
Pero todo cambió a la vuelta de los vestuarios. Aunque los de Chus Mateo, que tuvieron en Tavares (19 puntos, dos rebotes, dos asistencias y tres tapones) y en Deck (15-6) a sus mejores jugadores, pudieron contrarrestar el buen inicio del Unicaja, nada pudieron hacer ante el arreón de los malagueños por el que terminaron el tercer cuarto con una renta de siete tantos (59-66) que ya no volvieron a dejar escapar.
Porque el festival de tiros de tres andaluz continuó y, espoleados por los 20 puntos de Kravish, los 14 de Osetkowski, los 12 de Carter y los 11 de Kalinoski, lograron el 93-82 definitivo para pasar a una final en la que intentarán conquistar su segunda Copa tras la lograda en 2005. Para ello tendrán que vencer al ganador del Joventut-Tenerife.