Verstappen se adapta como anillo al dedo al Red Bull Ring para ganar la esprint
La carrera al esprint se inventó para circuitos como el de Austria: rápidos, con varias zonas DRS y diseñados para el espectáculo. Uno que comenzó con un problema en el encendido del semáforo y le restó una vuelta a las 24 previstas.
Pero desde ahí, a luchar sin reservas, especialmente los tres primeros. Aunque Verstappen mantuvo en la salida su privilegiada posición, en cuanto se activó el DRS los McLaren le pusieron en jaque. Norris fue capaz de adelantarle, pero su gozo duró un par de curvas. Había apurado tanto su acción que salió con poca tracción y el de Red Bull e incluso Piastri le robaron posición.
La presión del australiano ya no fue la misma y Verstappen volvió a ser Max y a abrir hueco con un ritmo infernal para marcharse a mitad de carrera en busca de un nuevo triunfo. Estuvo contra las lonas, pero se recuperó como el campeón que es.
Por detrás, Sainz, que había superado a Russell en la primera vuelta, no pudo aguantar y regresó a su quinta plaza inicial, por delante de Hamilton, Leclerc y un otra vez decepcionante Checo Pérez.
Peor aún le fue a un Fernando Alonso perdido en la mediocridad, que cuando iba 14º fue forzado a ir fuera del trazado por Hulkenberg y acabó 16º, aunque finalmente, tras la sanción al alemán por esa acción, subió un puesto. En todo caso, no pinta nada bien el coche verde del asturiano. Stroll, por cierto, finalizó 10º, fuera de los ocho primeros que dan puntos en la esprint.