Carlos Sainz gana a lo grande en Singapur y remata un fin de semana perfecto
Todo empezó a pedir de boca bajo los focos de Marina Bay. Carlos realizó una gran salida y su compañero Leclerc adelantó a Russell para colocarse segundo. Alonso, por detrás, subió de séptimo a sexto tras pasar a Ocon. El japonés Tsunoda se quedó fuera a las primeras de cambio por avería mecánica.
No ver a Verstappen en posiciones delanteras resultaba muy chocante. El líder y campeón peleaba por intentar remontar desde su undécima posición en la parrilla de salida, tarea complicada en un circuito en el que los adelantamientos son muy complicados. Tras varias vueltas persiguiendo a Magnussen, con Haas, Max se puso octavo.
Carlos imponía un buen ritmo en cabeza para separarse casi un segundo de Leclerc y dos de Russell en la vuelta 10 de las 62 previstas. Sainz, lejos de aflojar, apretó más y las diferencias aumentaron. En la vuelta 20 ya era de 4.5 segundos a su compañero y 6 a Russell. Un accidente de Sergeant hizo salir al coche de seguridad y todos entraron a cambiar ruedas salvo Verstappen y Pérez, que, con neumáticos duros, no lo necesitaban y se mantenían en pista. La ventaja del español se esfumaba.
A Fernando le salió cara la parada ya que fue sancionado con cinco segundos al pisar la línea continua del pit lane. La vuelta a pista dejó a Russell segundo, Norris tercero y Hamilton cuarto, todos detrás del madrileño de Ferrari. Leclerc cayó al quinto puesto y Alonso al octavo, por detrás de los dos Red Bull, obligados a parar más tarde.
En cabeza, Carlos seguía controlando la carrera de manera impecable, sin dar opción a los demás, aunque Norris y los Mercedes, con neumáticos medios, no se rendían. Alonso sufrió una parada eterna y luego un toque contra el muro que arruinaron todas sus opciones.
Las últimas diez vueltas para el español de Ferrari se hicieron eternas. Su objetivo era aguantar con las ruedas ya gastadas. Los Mercedes, Russell cuarto y Hamilton quinto, iban muy rápido con gomas medias. Norris, segundo, y Leclerc, tercero, los veían acercarse. El monegasco debía retenerlos el mayor tiempo posible para evitar que llegasen a la altura de su compañero, líder de carrera. No cumplió. Le pasaron rápido los dos. Verstappen, séptimo, se encontraba inusualmente lejos de las primeras posiciones.
A tres vueltas del final, Norris, Russell y Hamilton iban juntos pegados a él. Sainz debía mantener la calma. Eran momentos decisivos. Los Mercedes tenían mejores ruedas pero poco espacio. Norris aguantó bien las embestidas de Russell al tiempo que se pegaba a su amigo Carlos.
El británico de Mercedes se estrelló en la última vuelta, cedió el tercer puesto a Hamilton y Sainz logró su segunda victoria en Fórmula 1. 308 días después ganó un piloto no Red Bull. Carlos tocó el cielo en Singapur.