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Puy-de-Dôme 1964: Julio Jiménez, la historia no siempre recuerda a los vencedores

 Julio Jiménez
Julio Jiménez@solobici.es
Apodado el Relojero de Ávila, Julio Jiménez llegó antes que la leyenda del Tour de Francia a Puy-de-Dôme. Vencedor de la etapa por delante de Federico Bahamontes, su prestigioso éxito pasó a un segundo plano mientras, unos segundos por detrás de él, Jacques Anquetil y Raymond Poulidor libraban una legendaria batalla codo con codo.

La historia sólo recuerda a los vencedores. No estoy tan seguro... En cualquier caso, el axioma no se aplica a Julio Jiménez. En 1964, la subida al Puy-de-Dôme se convirtió instantáneamente en mítica. Raymond Poulidor, literalmente codo con codo con Jacques Anquetil, vaciló durante demasiado tiempo antes de decidirse a soltar el maillot amarillo asfixiado a 3 kilómetros de la cima. El destino del Tour se decidió aquí, pero los dos heraldos del ciclismo francés de los años 60 no eran los líderes de la carrera. Delante de ellos estaba Julio Jiménez, y su victoria en Auvernia quedó olvidada, superada por el peso de este mano a mano ciclista. 59 años después, el Tour partirá de Saint-Léonard-de-Noblat, feudo de "Poupou", para encontrar esta cumbre legendaria, patrimonio protegido en más de un sentido.

Primera participación, dos victorias en la montaña

Los escaladores españoles lo hicieron bien en aquel Tour de 1964. Federico Bahamontes ganó la etapa 8 en Briançon y repitió la hazaña en la etapa 16 en Pau. El "Águila de Toledo" terminó 3º en la general y, por supuesto, mejor escalador. Julio Jiménez no se quedó atrás: el "relojero de Ávila" (empezó a trabajar en la relojería de su primo a los 15 años) ganó la 13ª etapa en Andorra con 8 minutos de ventaja sobre los perseguidores. Así que no es de extrañar verle en cabeza el 12 de julio. La misma nacionalidad, pero no el mismo maillot. En una entrevista concedida a L'Equipe en 2019, Jiménez explicaba el clima de rivalidad en un contexto de intriga: "Nos escapamos juntos en la etapa Luchon-Pau, y como yo era más rápido, me puse en cabeza en Peyresourde. En el Aspin, Raoul Rémy (director deportivo de Margnat) se nos acercó y le dijo que se pusiera a mi altura: "¡Federico! Julio y tú tenéis una ventaja de más de cuatro minutos. Deja la montaña para Julio, piensa en el maillot amarillo". Pero en el Tourmalet, me sentí mal, me dio hambre, me paré a cambiar las ruedas y Federico no me esperó. En el descenso, entré en un bar a tomar una Coca-Cola. Cuando pagué, ya había arrancado de nuevo".

53x16 y una rueda deteriorada

En la salida de Brive-la-Gaillarde, los dos españoles figuran legítimamente entre los grandes favoritos. Número 104, Jiménez se unió al KAS al principio de la temporada. Ganó el título de campeón nacional en Bilbao y luego terminó 2º en la Vuelta con el maillot de mejor escalador a sus espaldas. Por aquel entonces, la Vuelta a España se disputaba a finales de abril o principios de mayo y, perdón por el tópico, fue un tal Poulidor quien se alzó con la victoria.

Con casi 30 años, el castellano descubría la Grande Boucle, pero aprendía rápido. Con el podio en juego con Maître Jacques, Poupou y Bahamontes, aprovechó la ocasión para atacar: "Faltaban poco más de 4 kilómetros para la cima", recordaba en un documental que le dedicó el canal deportivo español TDF con motivo de su 80 aniversario en 2014. Salí solo, con Bahamontes intentando seguirme. Tuve un problema de frenos, el mecánico lo abrió y empecé a sufrir". En L'Equipe, añadía : "Después de dos kilómetros, puse el 53×16 -una marcha enorme- y salí con un grave problema: Dalmacio Langarica (su director deportivo, nota del editor) me había puesto ruedas ligeras. En la parte trasera, los radios se habían roto. Mi rueda se deformó y se descentró. No quise cambiar de bicicleta. Bahamontes me pisaba los talones. Me dije: "Lo que tenga que pasar, pasará". Por mucho que el mecánico aflojara la zapata de freno, seguía rozando la llanta. Fue terrible. Nunca había sufrido tanto como aquel día.

El doblete español ha pasado a un segundo plano, y la posteridad se ha centrado en los famosos 14 segundos que impidieron a Poulidor (junto a su descuidado error en el velódromo de Mónaco, donde perdió 1 minuto de bonificación al olvidar que aún le quedaba una vuelta) llevarse el maillot amarillo, un maillot que nunca tendría la oportunidad de vestir, una incongruencia para semejante campeón. Para la anécdota, Bahamontes intentó un farol a Jiménez, que no cayó en la trampa: "me hizo creer que Poulidor estaba dispuesto a darme un millón para que le dejara ganar en Puy-de-Dôme". "Poupou" no era de los que se conformaban y quería compartir las ganancias, lo que le costó unas cuantas victorias, así que no hubo más remedio. Con las bonificaciones, Poulidor podría haber ganado el Tour, pero Raymond nunca me ofreció nada", dijo Jiménez en 2019. Si hubiera venido con un cheque de un millón, seguro que me lo habría pensado...". Bahamontes hizo todo lo posible para dormirme, para disuadirme de atacar. Tenía miedo, y tenía razón (risas)".

Para el 50 aniversario de esta etapa, Jiménez recibió una invitación formal de los organizadores, prueba de que no había sido olvidado del todo: "ese día se jugaba el Tour y yo había ganado a Bahamontes y a los grandes de mi generación. Después, sólo fue mala suerte, había habido ese duelo homérico entre Anquetil y Poulidor". En esta legendaria etapa, el reloj de Ávila se adelantó un poco.