Brasil quiere proteger el fútbol: "No es política, es la Copa del Mundo"
La escena, en la ciudad de Belo Horizonte (centro-este), es una muestra reciente de cómo las elecciones presidenciales están opacando el entusiasmo de los brasileños por el Mundial de Catar, donde la 'Seleção', liderada por Neymar, debutará el 24 de noviembre ante Serbia.
¿La razón? La bandera y la camiseta 'verde-amarela' se tornaron en símbolos omnipresentes en la campaña del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, que enfrentará al exmandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en el balotaje del 30 de octubre, en unas elecciones muy polarizadas.
"Lamentablemente el Mundial coincidió con la época electoral. Tuve que poner el letrero para que se supiera que no era un apoyo a ningún candidato", explica a AFP Julio Cesar Freitas, de 26 años, que trabaja en la tienda de materiales de construcción de su padre, ubicada en el barrio Caiçara de la capital del estado de Minas Gerais.
Desde la Copa Mundial de la FIFA Estados Unidos 1994, que ganó Brasil, el barrio participa en un concurso de decoración de cada cita mundialista. Hace casi dos semanas, Freitas desplegó el cartel en un vecindario dividido políticamente.
"Antes de colgarlo, veía a las personas agitadas. Luego, quienes discutían con nosotros pasaron a elogiarnos, aunque aún hay quienes insisten" en cuestionarnos, agrega.
Perder la identidad
En otras ciudades, bares y restaurantes pospusieron las tradicionales decoraciones, ya sea por la tensión electoral o incluso por la indiferencia de los clientes (51% de los brasileños dice no tener interés en el Mundial, según una encuesta del Instituto Datafolha de agosto).
"Como dueño de un negocio, no me interesa que haya ningún tipo de confusión. Compramos camisetas de Brasil para los trabajadores, pero aún no es el momento de usarlas", aseguró Décio Lemos, propietario de un bar en Sao Paulo, al diario Globo.
La politización de la bandera y la camiseta se profundizó con la llegada de Bolsonaro al poder, en 2019, aunque se graduó de símbolo conservador en 2015, durante las protestas contra la presidenta izquierdista Dilma Rousseff.
La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) se esfuerza por evitar que el uniforme se politice, pero poco ayuda que Bolsonaro pida a sus votantes que acudan a las urnas portando la prenda que inmortalizó Pelé.
Antes de la primera vuelta electoral del 2 de octubre, la multinacional Nike, fabricante de la indumentaria, impidió que sus compradores en línea encargaran inscripciones en el dorso con los nombres de candidatos o palabras como Mito (apodo de Bolsonaro).
"Las personas están llevando (la camiseta) demasiado para el lado político. Eso hace que perdamos la identidad de la camiseta y de la bandera", lamentó el atacante Richarlison en septiembre.
Muchos brasileños evitan usar la prenda por temor a ser agredidos o ser considerados bolsonaristas, mientras que para los simpatizantes del presidente, utilizarla refuerza su lema: "Nuestra bandera nunca será roja", color del Partido de los Trabajadores de Lula.
Al "rescate"
El distanciamiento de los brasileños de la 'Seleção' sin embargo no es nuevo. En los últimos años las transmisiones televisivas perdieron audiencia y los estadios se llenaron menos para los juegos.
Analistas atribuyen el desencanto al uso político de la camiseta, pero también a la caída contra Alemania (7-1) en semifinales del Mundial 2014 y a que los jugadores suelen irse muy jóvenes a Europa, por lo que no estrechan vínculos con los hinchas.
También a figuras polémicas como Neymar, quien apoya la reelección de Bolsonaro.
"Hola, Justicia Española. ¿Todo bien? Puedes arrestarlo antes de la Copa, ¿por favor? Quiero 'torcer' (apoyar) a Brasil y este idiota no lo permitirá", escribió el productor musical Daniel Ganjaman en Twitter, en referencia al juicio que se realiza contra 'Ney' en Barcelona.
Lula, favorito en los sondeos, se ha propuesto "rescatar" la bandera y el manto de la 'Seleção' del "secuestro" del bolsonarismo, una cruzada a la que se han unido estrellas como la cantante Anitta.
"La blusa y la bandera no son de ese fascista", ha dicho.
En campaña, ha pedido a sus seguidores portar esos elementos en mitines aunque sin mucho éxito, con algunos pocos poniéndose la camiseta amarilla pero con el rostro de Lula para evitar malentendidos.
El historiador Joao Malaia, especializado en estudios deportivos, cree que las divisiones desaparecerán durante el Mundial.
"Cuando ruede la bola, la mayoría se olvidará, querrá que Brasil gane y avance en el Mundial. De esa manera, la fiesta continúa".