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Bendita locura de fútbol en la montaña rusa del derbi sevillano (1-1)

César Suárez
Borja Iglesias tuvo en sus botas el 2-0 y poco después sería expulsado.
Borja Iglesias tuvo en sus botas el 2-0 y poco después sería expulsado.AFP
El Betis y el Sevilla empataron a uno en el derbi más loco que se recuerda a orillas del Guadalquivir. Se adelantaron los verdiblancos con autogol de Navas cuando los sevillistas ya estaban en inferioridad por expulsión de Montiel. Fekir y Borja Iglesias también recibieron sendas rojas poco después, y los béticos aguantaron más de media hora con uno menos hasta que Gudelj empató con un golazo a 30 metros de la portería. Pura locura.

‘Sevilla tiene un color especial’, dice una famosa canción. Y ese color, tras lo visto en el derbi, es un poco más verdiblanco que rojo -así vistió el Sevilla-. Porque el fútbol es pasión en la ciudad andaluza y, aunque el resultado registró un empate, fue el Betis el que acabó con mejor sabor de boca tras resistir toda la segunda mitad con nueve jugadores frente a los diez de su rival.

Demostró el anfitrión superioridad cuando aún eran 11 para 11  jugando a lo que no suele ser habitual en los planteamientos de Pellegrini. Esto es, ceder la pelota y buscar la contra a sabiendas de que el Sevilla sufre mucho a campo abierto. Y cuando conseguían robar la pelota, ahí aparecían Canales y Fekir jugando de primeras para deleite de sus aficionados.

La primera llegada con peligro fue un centro envenenado de Fekir de golpe franco que Rafa Mir, en su intento por despejar, casi marca en su propia meta. El palo le salvó milagrosamente. Como de milagro apareció Montiel para arruinar una acción propia de un museo del fútbol. Un contragolpe de manual, jugando a uno o dos toques máximo hasta que Ruibal se quedó solo ante Bono. O eso creía él porque llegó el lateral argentino para desviar lo suficiente ante la desesperación del bético. 

El Sevilla sobrevivía como podía, esperando que llegase su oportunidad. La tuvo Gudelj, pero no coordinó el salto y tampoco Lamela pudo aprovechar el rechace para disparar con fuego real a Bravo. Y la tuvo Rafa Mir en un error monumental de Carvalho, pero tras regatear al meta chileno tiró flojo a puerta vacía. Esas no se pueden desaprovechar, y más en un derbi.

Llegan las expulsiones

Con la tensión por las nubes, puede ocurrir cualquier cosa que decante la balanza. Y la ida de olla de Montiel tras cazar las dos rodillas de Álex Moreno fue de juzgado de guardia. Vergonzoso que hasta se pusiese hecho una furia cuando el colegiado, tras consultar el VAR, cambió la amarilla por roja. 

Con uno menos, Sampaoli movió el banco para proteger su defensa colocando a Jesús Navas por Rafa Mir. La primera pelota que tocó el ex internacional español fue para marcar un gol… en propia puerta. Un despeje de Gudelj rebotó con fuerza en Navas y sorprendió a un Bono que no se pudo hacer con el balón a pesar de tocarlo.

Pero decíamos que hay detalles que pueden dar un giro a la historia. Fekir pecó de pardillo sacando el brazo a pasear para impactar en la ceja de Papu Gómez. A la calle y 10 para 10. El consuelo es que aún ganaban y que se pudieron ir al descanso con 2-0 si Bono no hubiera ganado un mano a mano a Borja Iglesias.

Otra roja y a la heroica 

Todo lo que hablaron los entrenadores en el vestuario quedó en papel mojado nada más reanudarse el encuentro. Álex Moreno perdonó el 2-0 disparando al cuerpo de un Bono imperial. Pero no fue ese error lo peor para el Betis porque, poco después, Borja Iglesias midió muy mal y se llevó puesto en los tacos de su bota el gemelo de Jordán. Otra roja de manual y a defender el resultado en inferioridad con 9 para 10 jugadores. El más difícil todavía, vaya. 

Obviamente, el Sevilla se tiró a tumba abierta al ataque ante un rival que suficiente tenía con achicar balones en su área. Ahí Edgar estuvo hecho un coloso, el mejor amigo de Claudio Bravo.

La heroica le duró a los verdiblancos 33 minutos. No podían los sevillistas anotar de cerca, así que Gudelj se impacientó y soltó un zapatazo desde el Sánchez Pizjuán que se coló por la escuadra del Villamarín. Qué golazo, ‘mi arma’, que dirían los sevillanos. 

Y le gustó tanto que intentó otro incluso más difícil, de volea, y el larguero lo repelió. Y otro más en la última acción del partido que despejó Bravo salvando a los suyos. 

Al final, un empate que dejó un regusto amargo al Sevilla, incapaz de remontar en superioridad numérica. 

 

Jugador Flashscore del partido: Édgar González.

Todos los datos del Betis-Sevilla, en flashscore.es