Los Knicks se imponen a unos Grizzlies lastrados por las bajas (94-106)
A menudo se critica el papel de Isaiah Hartenstein con los New York Knicks. En su anterior etapa en los Clippers, el internacional alemán demostró que puede ser mucho más que un hombre bajo la canasta, un jugador ideal para los sistemas orientados al pase. En el partido de este sábado, sumó 12 puntos, capturó una veintena de rebotes y repartió dos asistencias. Récord para él.
"En general, no fue un buen partido para nosotros", declaró Hartenstein. "La segunda parte fue mejor, pero todavía tenemos que jugar mejor. Tengo la sensación de que la primera parte fue bochornosa", afirmó el pívot, que no se mostró satisfecho. Este refunfuño se refería principalmente a las numerosas pérdidas de balón que cometió el equipo de la costa este y que Tom Thibodeau, fanático de la defensa, calificó como "problemáticas". El técnico, pese a no acabar del todo contento, celebró la que es su victoria número 500 a lo largo de su dilatada trayectoria en los banquillos.
Lo cierto es que Memphis siguen acusando las diferentes lesiones: La semana pasada, Ja Morant tuvo que ser operado del hombro (se pierde toda la temporada) y Marcus Smart estará de baja al menos seis semanas por una lesión en el dedo anular derecho. Desmond Bane, el segundo mejor anotador del equipo, sufrió recientemente un esguince de tobillo y el sábado por la noche llevaba muletas. Jaren Jackson Jr. también estuvo ausente por una contusión en la rodilla y los Grizzlies, que tampoco pudieron contar con el español Santi Aldama, se quedaron sin sus máximos anotadores.
No obstante, los Knicks, liderados por Julius Randle (24P, 11R y 5A) están ascendiendo en la tabla: tras 39 partidos disputados, ocupan la sexta plaza del Este con 23 victorias y están realizando una gran temporada en general. Los locales, muy mermados, recibirán el lunes a los Golden State Warriors; su último rival hará lo propio ante los Orlando Magic.