Argentina no da opción a Polonia, pero ambos se clasifican con angustia final incluida (2-0)

Las competiciones cortas magnifican cada pinchazo enormemente. La sorprendente derrota ante Arabia Saudí de la primera jornada había convertido todos los partidos restantes de Argentina en el Mundial de Catar en finales a vida o muerte, y ante Polonia no iba a ser la excepción, aunque la Albiceleste llegaba con la confianza por los aires tras la buena segunda parte ante México en la que superaron el muro planteado por el Tata Martino. Pero hay equipos que se crecen ante los retos, y parece que el entrenado por Scaloni es uno de ellos, como se pudo comprobar este miércoles.

Pese a que un empate podría haberles clasificado en función del resultado del Arabía Saudí-México, los sudamericanos debían ganar para quedar primeros de grupo por dos motivos. El primero, para que una afición tan vehemente y sentimental como la suya no sufriera más de lo que ya es habitual con un ojo puesto en el otro encuentro, y el segundo, para no cruzarse con la temida Francia y tener un cruce de octavos mucho más sencillo (en teoría) ante la selección de Australia, que unas horas antes había dado la campanada venciendo a Dinamarca para clasificarse para la siguiente ronda.

Polonia, por su parte, no tenía tantas urgencias a priori, aunque las acabó teniendo todas de golpe al final. La victoria un tanto engañosa ante los saudíes y el empate inicial ante México les había dejado en una posición en la que les valía el empate, lo que beneficiaba su juego de poca posesión y contragolpes buscando a un Robert Lewandowski que se había liberado con su primer gol en un Mundial en la jornada anterior. Además, pese a que los europeos no venían defendiendo demasiado bien porque habían encajado muchas ocasiones de gol en contra, tenían bajo palos a uno de porteros más en forma del torneo como es Wojciech Szczesny, providencial para los suyos en Catar y ante Argentina no sería diferente.

Szczesny fue un muro en la primera parte

Las diferentes necesidades entre ambas selecciones propiciaron un inicio lógico en el estadio 974 de Doha. Argentina se volcó al área polaca desde el primer minuto y sus adversarios se limitaron a esperar y a tratar de resistir las acometidas sudamericanas, dejando a Lewandowski muy alejado del resto de sus compañeros como una isla perdida en medio del océano.

El duelo entre el “rey puesto” (Lewy) y el “rey muerto” (Messi) del Fútbol Club Barcelona se antojaba como uno de los más atractivos de lo que llevamos de Mundial, pero la táctica ultradefensiva que planteó Czeslaw Michniewicz privó al mundo del fútbol de poder disfrutar de este enfrentamiento entre estrellas azulgranas, actual y antigua.

El planteamiento de ambos seleccionadores provocó que Messi tuviera todo el protagonismo ofensivo, ya que sus compañeros confiaban en él para que les suministrara balones desde su posición retrasada en el campo pese a que partía como falso nueve. Del 10, aunque estuvo más impreciso de lo normal, salió casi todo el peligro de la Albiceleste con sus aperturas a la banda e intentos de pases al hueco. Pese al monólogo de los chicos de Scaloni, que tuvieron varias ocasiones en las botas de un activo Julián Álvarez que fue titular por primera vez en el Mundial, Acuña o incluso un intento de gol olímpico de Di María, la mejor oportunidad llegó de la mano de la polémica.

En un centro al área que Szczesny no alcanzó a despejar, el portero polaco sí que tocó ligeramente la cara de Messi, que había rematado de cabeza fuera. Los jugadores, desde que existe el VAR, saben que si se quedan tirados en el suelo un buen rato tras una acción dudosa, fuerzan al colegiado a tener que esperar para reanudar el juego y que el árbitro asistente de vídeo tenga más tiempo para revisar la jugada en cuestión. Eso sucedió en el 974, donde Messi se quedó doliéndose mientras sus compañeros rodeaban a Makkelie y al neerlandés le acabó llegando el aviso por el pinganillo. El trencilla pitó la pena máxima, pero lo que hizo con eso fue agrandar la leyenda del parapenaltis Szczesny, que se estiró magistralmente para detener el fuerte lanzamiento del delantero del PSG. Desde la temporada 2018-19, ya ha parado, con este, 14 de 39 penaltis, mientras que a Messi se le volvieron a aparecer sus viejos fantasmas en una de las artes, el disparo desde los 11 metros, que nunca ha terminado de dominar. De hecho, ya va dos de tres fallados en un Mundial en su carrera, sin contar las tandas.

Con el enésimo acto heroico del guardameta de la Juventus se llegó al descanso. Uno habría apostado a que el hecho de aguantar 45 minutos tamaño asedio habría espoleado a los noreuropeos, pero en el fútbol nunca nada es como parece. En la primera jugada tras la reanudación, Nahuel Molina cumplió con el abecedario de este deporte. Llegó cerca de la línea de fondo por la banda derecha, envió un pase raso al punto de penalti y ahí siempre suele estar presente un compañero, en este caso Alexis Mac Allister que, con un disparo un tanto mordido, puso el balón pegado al palo consiguiendo lo imposible, perforar la meta de Szczesny.

De nuevo, Argentina había logrado en la segunda mitad lo que no había conseguido en la primera, como sucedió ante México. Y, como también sucedió contra los centroamericanos, la Albiceleste se vino arriba aprovechando que sus contrincantes habían quedado groguis. La sucesión de ocasiones fue interminable y esto motivó el estreno goleador de Álvarez en el Mundial. En una conexión “made in River Plate”, Enzo Fernández le encontró dentro del área y, tras un buen control orientado, fusiló al arquero polaco para hacer más justicia en el marcador con el 2-0.

Angustia polaca, pero final feliz

En estos momentos, y con los de Michniewicz resignados a no poder recortar distancias mientras aguantaban el empuje argentino, se produjo una de las curiosidades del torneo. Este resultado, sumado al 2-0 provisional de México ante Arabia Saudí, dejaba al Tri empatado a todo con Polonia (diferencia de goles, goles a favor y enfrentamiento directo)… Salvo en el último de los criterios de desempate, el del juego limpio. De repente, lo importante pasó a ser las tarjetas amarillas, donde Polonia, con cinco en el Mundial, adelantaba a México, con siete. La dureza del partido entre los del Tata Martino y los de Scaloni había castigado a los mexicanos porque, pese a que Argentina pudo lograr varios goles de más, el resultado en Doha se movió y Polonia parecía que se salvaba por la campana. O mejor dicho, por la tarjeta.

Aunque el fútbol sea cruel a menudo, esta vez lo fue un poco menos. Con el pitido final, tanto los jugadores europeos como su afición no se movieron de su sitio esperando noticias del otro encuentro. Las caras de nerviosismo eran la tónica general, y en ese momento hubo un gol. Pero no fue de México sino de Arabia Saudí, por lo que el final fue feliz para los dos equipos en el estadio 974 y ambos se metieron en octavos. En dicha ronda, Argentina se medirá a Australia y Polonia se las verá con Francia.

Jugador Flashscore del partido: Julián Álvarez.

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